La levedad de una tormenta
Mirando la lluvia por la ventana, he visto un relámpago; me he metido adentro, asustado. Me dan miedo las tormentas. Me he acordado, no sé por qué, de que a Lutero también le asustaban. Si en aquella caminata por la campiña bajo los truenos y el aguacero le hubiese matado un rayo, nada sabríamos hoy de su voto de entrar en religión. Ni siquiera Lutero habría sido Lutero, ni sabríamos nada de él. Cada vida depende de cada instante, es presente continuo. Ahora bien, ¿qué vale mas, la vida de un caminante oscuro que cae fulminado por un rayo o la del hombre que abanderó la Reforma protestante? Todas las vidas valen lo mismo. Las diferencias están en las obras. Ni siquiera en el recuerdo de esas obras. En el actuar mismo.