martes, agosto 21, 2012

La brújula del tiempo

He disfrutado mucho estos días con la relectura de El libro del reloj de arena, de Jünger. Enlazo dos ideas: la arena se desliza en la ampolleta del reloj de arena, pero no desaparece. El tiempo, en el reloj de arena, se desvacence, pero no es aniquilado. Se enriquece en esa profundidad de lo incorpóreo que, en el vaso superior de la ampolleta, antes fue y ya no es, aunque no definitivamente. Eso ubica a esa idea del tiempo en el centro mismo de la vida, de la definición de la vida. Y ello mismo conduce a una segunda reflexión: el reloj no es en sí un instrumento agobiante de control. Quizá lo es en el contexto de los relojes mecánicos, propios del mundo automatizado, no humano. El reloj (un reloj de arena, de agua, de sol, los relojes elementales) también es un sistema de orientación. Una brújula. Esto lo entendemos hoy dolorosamente: nos han quitado el tiempo, nos han quitado la brújula. Estamos desorientados.

PS: para Gonzalo, con mi agradecimiento vergonzante.

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