Disidencia fiscal
La rebeldía fiscal se paga, como una suerte de delito de estado. Si obedeces (plan de pensiones, hipoteca), pagas poco. O no pagas. Si prefieres vivir de alquiler y sin colchón para el futuro, te crujen. Orwell lo captaría rápidamente: el Gran Hermano moldea las conductas a través de la recaudación de tributos.
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