lunes, enero 30, 2012

Identidad, tecnología y mestizaje

La tecnología cataliza cambios culturales. Hasta redefinir la identidad. Y eso siempre se da en forma de dilema. El dilema de Neo ante el agente Smith: "Señor Anderson, usted lleva dos vidas. Una tiene futuro; la otra, no". Y el dilema de Neo ante Morfeo: pastilla roja, pastilla azul. Sin vuelta atras. De regreso al mundo conocido o hacia la madriguera de conejos. En ese dilema habita el nudo gordiano de la identidad digital: ¿se es más o menos uno mismo cuando se vive en Internet? ¿Se es más o menos auténtico bajo un avatar de elfo macarra de nivel 27 que destripa orcos en una sesión multijugador? Probablemente la solución esté en el terreno del mestizaje, no de la doblez.

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lunes, enero 23, 2012

Algo más

No somos animales abandonados a la suerte y al propio esfuerzo. Hay más. Debe haber más. Valèry, Peguy, Lewis, Szymborska, Södergran, lo buscaron. Lo llamaron, por aproximación, gracia. La gracia. Todos eran poetas.

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domingo, enero 15, 2012

Don y carrera

Es importante intentar organizar la existencia en torno a un don, no alrededor de una carrera. De esta manera, siempre que se pueda desplegar ese don, la carrera, su ubicación funcional, es irrelevante. Basta con desarrollar el don que se posee en cualquier lugar.

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domingo, enero 08, 2012

Propedéutica callejera

Hace años, era yo muy tierno aún, al comienzo de empezar a darme cabezazos en las esquinas, alguien que ostentaba entonces un cargo político importante me llevó a comer marisco. Y en la sobremesa expuso un dilema del que todavía me acuerdo. Mi interlocutor, un viejo comunista español transmutado en socialdemócrata por, digamos, evolución sincronizada con el contexto, me explicó que antes de meterse a fondo en cualquier proyecto de carrera profesional o de definir una manera de andar por el mundo, es imprescindible aclararse con un asunto: ¿hay o no hay Dios? Una vez que se elige, esa opción va a formatear (me dijo) tus éxitos y tus fracasos. Todos los éxitos y todos los fracasos, pues ésa es la cuestión (me dijo) que va a definir el fondo de la existencia. Entonces, atribuí esa reflexión a un arrebato de misticismo cachondo propiciado por la mariscada y las dos botellas de alvariño que habíamos despachado a medias. Con los años, me he acordado varias veces de esa charla. Y creo que mi viejo amigo comunista llevaba razón: ése es el asunto. Ésa es la gran madeja a desenredar. Vivir con Dios, sin Dios o contra Dios define la manera de andar.

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