sábado, enero 16, 2010

El odio pegado a la piel

Si se renuncia a activar las consecuencias del odio, si se renuncia a devolver mal por mal, el sentimiento de injusticia provoca una rebelión interna que puede matar. La única manera de quitarse el odio que ha quedado pegado en la piel es transformar la reivindicación en donación. Eso es rezar por los enemigos, y desde ahí se llega a la ética de máximos del cristianismo. Eso es hacer regalos, y desde ahí se llega a Nietzcshe.

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