domingo, octubre 14, 2007

Ptolomeo

Vivimos en mundos superpuestos. Los habitantes de cada capa de la gran cebolla cósmica sólo conocen a sus compañeros de horizonte, nunca a los de arriba; ni tampoco a los de abajo. Es el triunfo de la visión ptolemaica del mundo como esferas concéntricas. Universos superpuestos que jamás se mezclarán. Por ende, la socialización de la democracia, ya que no es posible la de la riqueza, es falsa. Los clásicos de la denominada alta cultura literaria podrán estar a precios asequibles cada otoño en el quiosco, pero, ¿quién los sabe leer? Mundos concéntricos, que explican los esfuerzos de los poderosos por la ocultación del lumpen y la proliferación de policías privadas. Un planeta social atomizado en millones de tribus incomunicadas entre sí y que comparten el espejismo nivelador de la televisión. El estudio de esa estratigrafía se llama historia.

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