lunes, marzo 19, 2007

Incertidumbres

¿Y hacia dónde vamos? Veo almas expoliadas en su más hermosa juventud. Gentes asesinadas por su propia voluntad. Nacen esclavos, a pesar de que vienen al mundo gritando: jamás una humillación, jamás una necesidad. Esclavos de su orgullo y de su ansia. Por ello, ciegos. Por ello, sedientos. Ciegos y sedientos, así van los hombres. Pobres. Hundidos. Miserables en un mar de abundancia donde la gente se muere porque sobra la comida. Qué salva. No lo sé. Quizá sólo salve la conciencia de saberse salvado. Conozco a gente que cree. Creo que creo (Vattimo). Quizá el viejo Baudrillard tenía razón y ya no somos capaces de creer, sino de creer en el que cree. Ni de amar, sino de amar al que ama. Más allá del significado religioso tradicional, ese estado es una suerte de creencia sin pertenencia (David Lyon). Creer en oposición a descreer, a ser descreído. A pesar de mí mismo, creo que creo. Y pienso que no da todo igual. Es mejor creer, confiar. A pesar, incluso, de la evidencia; es un instinto, casi un mandato genético, apenas una idea. Nunca, nadie, puede elegir el tiempo en el que vive. Casi nunca, el espacio. Pero a veces, sí se puede elegir el mundo en el que se vive. Y también el cómo.

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