lunes, marzo 15, 2010

Occidentales sin remedio

Marco Aurelio y Séneca y toda la tradición estoica ensalzan la serenidad de ánimo, básicamente como una consecuencia de la lucidez. Pero la lucidez deja como subproducto una cierta tristeza, una sensación de derrota ante lo inexorable. Sólo cuando esa tradición entronca con otra, la tradición judía de la promesa, brota en ese terreno la esperanza; y cuando esa esperanza se enraíza en el mundo, aparece la alegría cristiana como elemento vivificador de la serenidad de ánimo. De este melting pot nace la idea occidental de optimismo. Por eso, en Occidente, la serenidad de ánimo es directamente proporcional al optimismo; y por eso, cuando se pierde esa serenidad, aparece la tristeza. En las sociedades contemporáneas hijas de esas tradiciones hay un elemento disruptor que se llama estrés, inversamente proporcional a la serenidad de ánimo: por eso el estrés, como destilado final, deviene en pesimismo.

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4 Comments:

Anonymous Miguel Estrada said...

Me quedó bien claro. Realmente, sólo las reflexiones de un tipo como tú, actuan de espejo y sirven de algo. Me hubiera decepcionado el mero conocimiento o la brillantez cognitiva sin una experiencia previa que se trasluce y admiro. Gracias por la esperanza, y mis mejores deseos para la tierra fértil del cristianismo.

1:36 a. m.  
Blogger alfonso pedrosa said...

Gracias, Miguel. Sólo sé hablar en el contexto que me ha moldeado. Me explico: he explorado a veces el mundo de las ideas de Oriente (China e India)y, aunque hay momentos en los que me han fascinado, llega un momento en que no hago pie, pierdo referencias, me paro. Eso me hace respetar ese mundo muchísimo, pero no me sé mover en él. Tú sí sabes andar por esos territorios, y eres afortunado por ello. Abrazos.

11:33 a. m.  
Anonymous Miguel Estrada said...

Este espacio que, con tu permiso, me permite comentar lo que escribes, no da para más; de modo que sólo me queda una impresión delavazada que supliría la conversación en cualquier momento. Para eso hay que animarse, ajustar los horarios, y estar dipuestos a que tenga lugar algún encuentro. Pronto, el buen tiempo, que anima tanto a salir a la calle, no será el inconveniente de las noches invernales de frío y lluvia que hemos pasado.
Antes de frustrar cualquier inciativa, en parte debido al retraimiento muy "oriental" y contemplativo en el santuario de mi intimidad jaja, procuraré dar un toque al surco habitual y repetitivo de lo cotidiano, la rutina, para tomar unas cervezas y disfrutar de tu compañía y la conversación.
Bueno, eso espero. Abrazos también para ti.

1:24 a. m.  
Blogger alfonso pedrosa said...

claro, ¡seguro que lo conseguimos!

9:46 p. m.  

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