miércoles, febrero 10, 2010

Un campo de batalla

He aprendido algo nuevo con la lectura de Cristianismos perdidos, de Bart D. Ehrman, profesor de la Universidad de Carolina del Norte. He aprendido a leer el Credo de Nicea con respeto. Cada afirmación es el destilado final de un combate muy duro, a veces sangriento; detrás de cada palabra hay ilusiones, desilusiones, afanes, glorias y miserias de quienes un día fueron capaces de explicitar su creencia y confrontarla con otras. Leer ese texto es pasearse por un campo de batalla; o, desde la calma de la distancia, una suerte de cementerio militar, como el camposanto de soldados alemanes que hay cerca de Yuste, junto al último retiro del César Carlos. Eso merece un respeto, se esté entre los vencedores o entre los vencidos. Desde ese punto de vista, ganar y perder son asuntos de importancia relativa y mirar el Credo como una especie de mantra repetitivo, como una canción colegial es, sencillamente, insultar a la memoria de los muertos.

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2 Comments:

Anonymous Miguel Estrada said...

Creo que mientras estuvo en el mundo, Jesús fue la luz del mundo. El hecho sacrificial de su drama sublime me conmueve tanto, como la vida póstuma de cualquier víctima inocente. Y su vinculación al Padre o al Espíritu, me parece un don que siempre ofrece la generosidad de la vida con una voz inmemorial y manifiesta a través de milenios.

He leido los enlances que adjuntas a esta última anotación, y las cuestiónes de fe que desgranan me parecen admirables y dignas de respeto. Sin embargo,no es la única confesión religiosa que actualmente padece persecución, ni la que más arroja luz sobre el mundo. Quizás sea de más valor aquella que propagua la excelencia del corazón,sin nuevos espejismos o altisonancias que no son necesarios, e ilumina, comparte y aclara el entendimiento de la vida a través del sentimiento único de estar vivos; si es que de esto puede hacerse una religión.

Perdona mi atrevimiento, Alfonso.
Supongo que tú buscas la misma abundancia de vida que yo,y has hecho más acopio de conocimientos y sabiduría de los que yo pudiera recabar con los años para una vida más feliz o, al menos, con menos tropiezos.

Un abrazo muy fuerte. Ya sabes que, comente o no, estoy siempre al tanto de lo que escribes en el blog.Salud, amigo.

6:53 p. m.  
Blogger alfonso pedrosa said...

Gracias, Miguel. Firmo todo lo que dices. Un abrazo muy fuerte para ti también.

11:17 a. m.  

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