lunes, febrero 16, 2009

Cosas que deben ser dichas

Acabo de terminar el ensayo de Jovell sobre la confianza. Me han llamado la atención varios elementos. Entre ellos, el sentido de virtud cívica como fundamento de la democracia. También, el fundamento aristotélico de las nociones de ética y virtud. Leerlo me ha situado a las puertas de resumirlo, de incorporar lo que entiendo es aprovechable para la situación en la que me desenvuelvo. Y no hay recetas con garantía de buen funcionamiento. La vida no tiene recetas, libro de instrucciones. Lógico. Toda esta idea de refundar el principio de confianza me recuerda a los arbitristas del siglo XVII español. Anónimos que se dirigían al rey o al valido de turno denunciando la corrupción, proponiendo reformas en la agricultura, el comercio o la vida política. Los arbitristas escribían protegidos por el anonimato, porque se jugaban la hacienda y la vida con sus escritos. A ninguno de esos escritos anónimos se le hizo caso. Más tarde, el Despotismo Ilustrado intentaría alguna de esas reformas, de la mano de la idea de razón y del centralismo de los borbones. ¿Sirvió para algo el trabajo que se tomaron los arbitristas? Esa pregunta no tiene respuesta porque no tiene sentido. No escribieron pensando en que iban a ser escuchados. Lo hicieron porque entendían que era un deber. Hay cosas que deben ser dichas. Por el viejo concepto del honor, por el mandato de la conciencia o por la tranquilidad psicológica de haber hecho lo posible por ayudar a remediar una situación lamentable. El comportamiento honesto tiene sentido en sí mismo. Eso es la ética.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Después de muchos años, he aprendido que la libertad no existe afuera. Por eso, busco ratos de interiorización donde sí existe.Y no me refiero a mis propios sentimientos, emociones o pensamientos, sino al "sentir puro de la vida", como me gusta llamarlo.
Para recomponer la confianza, prefiero "sentirla" a "pensarla". Aunque, sin duda, tú das formas a contenidos muy inteliegntes que me satisfacen: es como llevar la aurora de lo pensado a lo que se debe pensar, que diría Heidegger. Y lo que no logro entender de tus textos, se debe exclusivamente a mi propia formación deficiente.
Quizás no usamos los mismos términos y en algo diferimos; pero querías compañía y es cuanta puedo ofrecerte. Quiero que sepas que, aunque no siempre comente, te leo diariamente, es decir, cuando dejas alguna de tus anotaciones, seguro de que no he echado las redes para recoger lo inútil. Puedes "confiar" en mi fidelidad al blog, y en la mutua necesidad de compañía.Un abrazo. Muchas gracias.

1:53 p. m.  
Blogger Miguel said...

...además, hay cosas que tienen que ser dichas porque, si no, uno simplemente estalla.*

3:27 a. m.  

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