lunes, diciembre 15, 2008

Los excesos de la moral

Hace poco, en un aquelarre prenavideño al que asistía por motivos profesionales, algunos de los comensales bienpensantes comentaban con preocupación las recientes algaradas callejeras de Grecia y otras ciudades europeas. Violencia antisistema, decían. Los jóvenes han perdido el rumbo, comentaban. Crisis de los valores, diagnosticaban. Precisamente, lo que ha incendiado las hogueras en las calles no ha sido una falta de valores. Más bien, un exceso de moral. De expectativas morales defraudadas. De rechazo ciego a la hipocresía social. Eso lo sabía bien Robespierre, el Incorruptible, al instaurar el régimen del Terror. Ese sabor del desencanto de quien ha creído en una idea hasta las últimas consecuencias lo conocen todos los revolucionarios consecuentes que han llevado sus propuestas hasta el extremo. Lo explica elocuentemente Camus en una obra de teatro, 'Los justos'.

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