martes, agosto 26, 2008

Los caminos posibles

De todos los caminos posibles, el único viable, el único real, es el que, efectivamente, recorro. No hay más itinerario vital que el del presente. Las posibilidades son eso, sólo incursiones en el mundo de lo posible, no de lo real. La misma libertad, la misma vida, va abriendo y cerrando elecciones con cada paso que se avanza por el sendero. La única vida que merece la pena ser vivida es la vida existente, la que tengo entre mis manos, no la soñada, la perdida ni la añorada. Porque ésa es la única vida posible, que va siendo constantemente redefinida, modificada, en su misma unicidad. A eso quizá se le llame existir. En sentido profundo, no hay apuestas perdidas, elecciones equivocadas. Tampoco aciertos, éxitos, triunfos. Sólo existencia que, gracias a su construcción a través de la libertad, adquiere un sentido moral, precisamente, que da razón de ser a las decisiones, independientemente de su objeto. Tan en la raíz de las decisiones está la ética (y con ésta, la libertad), que, por mantenerla viva, a veces es necesario refugiarse en la locura. Así, Cervantes: ésa es la gran lección del Quijote. Los ecos de esta idea pueden rastrearse en quienes, como Dostoievski, Martín Santos o Trapiello, han leído despacio y con respeto ese libro.

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